lunes, 14 de abril de 2008

Cacerola de teflón














No te oí… En los días del silencio atronador.

No te oí junto a las madres del dolor,
no sonaste ni de lejos, por los chicos, por los viejos… olvidados.
No te oí… Puede ser que ya no estoy oyendo bien,
pero al borde de las rutas de Neuquén,
no te oí mientras mataban por la espalda a mi maestro.
Y entre nuestros cantos desaparecidos
yo jamás oí el sonido de tu tapa resistente,
que resiste comprender que hay tanta gente
que en sus pobres recipientes solo guarda una ilusión.
Cacerola de teflón, volvé al estante,
que la calle es de las ollas militantes…
Con valiente aroma de olla popular.

Cacerola de teflón, a los bazares,
o a sonar con los tambores militares…
Como tantas veces te escuché sonar.
No te oí… Cuando el ruido de las fábricas paró,
cuando abril su mar de lágrimas llenó.
No te oí con los parientes del diciembre adolescente… asfixiado
No te oí… Puede ser que mis oídos oigan mal,
pero no escuché en la exposición rural,
reclamar por el jornal de los peones yerbateros,
por la rentabilidad de los obreros,
por el tiempo venidero, por que venga para todos.
No te oí ni te oiré porque no hay modo
de juntar tu avaro codo, con mi abierto corazón.
Cacerola de teflón, volvé al estante…
De los muebles de las casas elegantes,
que las cocineras te van a extrañar.

Cacerola de teflón, a los bazares...
O a sonar en los conciertos liberales...
Como tantas veces te escuché sonar.
No te oí … En el puente de Kosteki y Santillán,
no te oí por el ingenio en Tucumán,
no te oí en los desalojos, ni en los barrios inundados … de este lado.
No te oí… En la esquina de Rosario que estalló
cuando el angel de la bici se cayó…
Y sus ángeles pequeños se quedaron sin comida.
Y jamás te oí en la vida repicar desde acá abajo,
por un joven sin trabajo, a la deriva.
Debe ser que desde arriba, desde los pisos más altos
no se ve nunca el espanto y las heridas.
Cacerola de teflón, volvé al estante…
Yo me quedo en una marcha de estudiantes,
donde vos nunca supiste resonar.

Cacerola de teflón, a los bazares
o a llenarte de los más ricos manjares
que en la calle no se suelen encontrar…
Cacerola de teflón ... a cocinar.

Ignacio Copani (no sabía que era progre... y que seguía laburando, claro)

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